martes, 29 de diciembre de 2009

LA PUERTA DE TANHAUSEN


La puerta de Tanhausen es la salida del sistema solar.
Nada hay al otro lado conocido por nosotros.
Cruzar al más allá de esta zona oscura, que flanquean dos soles apagados, es iniciar una nueva vida en otros mundos.Es lo que vamos buscando.
Pero conscientes del riesgo que entraña esta puerta
de intercambio entre mundos, la guardan con celo los “Oculos”, habitantes de dichos soles muertos.
Son poderosos, invencibles, autosuficientes y orgullosos.Pero tienen una debilidad: son inmensamente curiosos.
Y una virtud: siempre cumplen su palabra. La misma que empeñaron hace millones de años para vigilar la entrada.
Muchos días antes de acercarnos, hemos comprendido que éramos cuidadosamente observados, y les hemos invitado a visitarnos.
“Nuestro viaje es de ida y vuelta – les hemos dicho - y cuando regresemos traeremos de cada mundo que visitemos una muestra de sus valores mas preciados. Y de vosotros los “Oculos”, llevaremos el valor de la palabra dada, si nos prometéis dejarnos regresar. Tenéis la nuestra de que por Tanhausen regresaremos y todo lo que traigamos os mostraremos”.
No dicen nada. Sabemos que nos han entendido pues hemos sabido de su avanzadísima cultura.
Los vemos, extasiados, contemplar la belleza sencilla y pura, de la más pequeña de las orquídeas que llevamos a bordo y finalmente nos abren paso, con la promesa de dejarnos algún día regresar.Mientras avanzamos entre los colosos fríos e inmóviles, docenas de veces mayores que nuestro radiante sol, a todos se nos encoge el pecho por un momento.
Sabemos que pueden destruir, con solo desearlo, nuestro cometa y a nosotros con el, o que pueden hacerlo a nuestro regreso.
Pero también sabemos que si lo hicieran nadie hablaría de ellos en el firmamento, y que su bien mas preciado, su Palabra, es decir, ellos mismos, ya no tendría nunca ningún valor.

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